Una mirada diferente al cine colombiano
Cada vez es más frecuente que alguna película colombiana figure en premiaciones internacionales, el ejemplo más reciente fue el del "Abrazo de la serpiente" dirigida por Ciro Guerra y nominada a un premio Oscar como mejor película de habla no inglesa.
Ahora llegó el turno para "Anna", dirigida por el bogotano Jaques Toulemonde y nominada a un premio Goya en la categoría de mejor película iberoamericana.
Protagonizado por Juana Acosta el largometraje se desarrolla en un primer momento en Francia y cuenta la historia de una madre mentalmente inestable que padece bipolaridad y la relación con su hijo de 10 años. En la lucha por su custodia decide huir a Colombia, su país natal, en compañía de su novio para empezar una nueva vida.
Hecha para tocar fibras, la película logra que el espectador se identifique de una u otra manera con su trama, y es que ¿Quién no se podría identificar con una madre y el amor por su hijo?
Generalmente al tocar el tema de una enfermedad como la bipolaridad, lo primero que se nos viene a la mente es que la persona que la padece está en tratamiento constante, algunas veces internada en centros especializados o alejada de su realidad. Sin embargo, en este caso la historia fue encaminada desde una visión diferente, desde la cotidianidad de la mujer y su lucha constante por mantenerse junto a su hijo.
Filmada en locaciones francesas y colombianas este filme es un vivo ejemplo de la transformación por la que está pasando el cine en nuestro país. Historias más elaboradas, que salen del tradicional humor colombiano y que nos presentan escenarios para la reflexión y que se remiten a acontecimientos históricos importantes. Podemos hablar de películas como “Siembra” escrita y dirigida por Santiago Lozano y Ángela Osorio o “Los colores de la montaña” dirigida por Carlos César Arbeláez, que retratan la experiencia del conflicto colombiano desde una perspectiva diferente.
El apoyo a nuestro cine está en aumento, es importante conocer lo que los cineastas y realizadores colombianos están proponiendo en un momento tan trascendental para la historia de nuestro país, el séptimo arte también se convierte en un instrumento para construir paz.
La invitación es para que exploremos un poco más en el cine colombiano y no nos quedemos solo con las películas más mediáticas, ¿Por qué esperar hasta que estas historias sean nombradas en premiaciones internacionales para ir a verlas? ¿Por qué no apoyarlas desde el momento en que son lanzadas? Colombia está lleno de talento y la industria cinematográfica no es la excepción creamos y apoyemos lo nuestro.
Geraldine Monroy Rodríguez – Comunicaciones, Marca y RSC
